lunes, 25 de mayo de 2009

Una invitación a una vida más alegre, sintiéndote bien contigo mismo y con los demás.


En primer lugar, nosotras, a través de este Blog, te mostraremos lo entretenido, recomendable para tu espíritu, y comprometedor que es, pertenecer a una espiritualidad salesiana (EJS). Comenzaremos primero definiendote lo que es, y que necesitas para ser una joven con éste espíritu salesiano.
-La Espiritualidad Salesiana, es una expresión concreta de esta caridad pastoral, constituye, pues, un elemento fundamental de la acción pastoral salesiana, es su fuente de vitalidad evangélica, su principio de inspiración y de identidad, su criterio de orientación.
Se trata de:
Una espiritualidad de los jóvenes, en especial de los más pobres, que descubre la acción del Espíritu en su corazón y colaborar en su desarrollo. Es una espiritualidad de lo cotidiano, que propone nuestro diario vivir como un encuentro muy especial y cercano con Dios. Ej: ayudar a las personas que se les presentan problemas en sus hogares cuando llueve, ayudándoles a reconstruir casas más resistentes..
Una espiritualidad de alegría y encanto de realizar las actividades, que desarrolla una actitud positiva de esperanza en los recursos naturales y sobrenaturales de las personas y presenta la vida cristiana como un camino de felicidad. Ej: ayudar a la limpieza del medio ambiente.
Una espiritualidad leal amistad y compromiso con nuestro señor Jesús, por medio de la oración diaria, en la Eucaristía y en la Palabra.
Una espiritualidad de comunión con varios grupos, en especial, en la comunidad educativa, la cual une a jóvenes y educadores en un solo ambiente de familia para realizar un proyecto de educación integral de los jóvenes.
Una espiritualidad del servicio responsable, que que nos compromete apostólicamente tanto a padres, como hijos, y educadores para la transformación cristiana del propio ambiente hasta el compromiso vocacional. Una espiritualidad mariana, que confía plenamente, con sencillez y seguridad, por medio de una ayuda materna de la Virgen. Esta espiritualidad ayuda a discernir y a afrontar los desafíos de la acción pastoral y crea unidad entre todos los que comparten la misión y colaboran en ella.